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viernes, 27 de mayo de 2011

INCONMENSURABLE MANZANARES

Ya no es un estado de gracia el que atraviesa Manzanares, es un estado cercano a la perfección torera, un momento de confianza plena que permite que algunos toros que parecen vulgares, como el llamado �Tragón� lidiado como tercero, pareciera un toro de bandera. Todo porque Manzanares es un iluminado que pone el capote o la muleta y surge el toreo que emociona a todos.
La faena al tercero es de esas obras de arte que pasan a la historia de este año, el año de un deslumbrante alicantino, que convierte en toreo de oro todo lo que toca. Lo recibió con lances suaves a la verónica. Muleta en mano, de un solo toque lo sacó al centro, para comenzar a desgranar una faena sinfónica, de matices variados, como la templanza en los pases largos, el regusto barroco de una figura recreada en la belleza de su obra, el valor para ponerse en el sitio, y unos finales hermosos, ya en los de pecho, ya en trincherillas hondas. Todo en el centro, todo muy reunido. La plaza era un hervidero cuando lo citó en el platillo para dejar una estocada corta fulminante en la suerte de recibir. El clamor se apoderó de Los Califas ante una obra deslumbrante rematada de manera tan colosal. El toreo volvía a ser una de artes más bellas del mundo.
Y es algo tan grande como su propia cuadrilla, con Curro Javier como jefe máximo que en cada capotazo levanta las plazas, junto a Juan José Trujillo, bueno en todo, especialmente con los palos. La lidia del sexto fue una muestra más de la capacidad de esta cuadrilla. El toro, noble, agradecido a tan perfecta lidia, permitió que Manzanares completara su tarde maravillosa. Ahora hubo menos exquisitez, aunque no faltaron ni la ligazón ni el buen gusto. No le importó que se quedara corto, tampoco que levantara la cara, Manzanares dibujaba los pases como si tal cosa. Era la confirmación. Es el dueño del año en un estado de perfección taurina. La estocada fue un cañonazo en el hoyo de las agujas.
La tarde no fue solo Manzanares, aunque el alicantino se lleve los titulares. Morante, en rebelión de casta de torero macho, se arrimó y le pudo a otro cinqueño lidiado en quinto lugar que no regaló ni una arrancada con nobleza. Fue gazapón y se rebrincó con saña. Morante, inspirado con el capote en sus astados, se fajó con el de Juan Pedro con un valor impropio de un artista de su categoría. Colocado en el sitio, robó pases con la derecha que nadie podía pensar que tenía. El poder del valor y el valor del poder. Los ayudados finales, para quebrantar a un animal tan descompuesto, fueron la guinda a una faena inesperada para muchos. No había podido ser con el segundo, toro flojo y carente de raza. El quinto no le regaló nada, pero Morante se arrimó de verdad. La espada minimizó el premio a una ovación de verdad.
Enrique Ponce mató dos toros vulgares y no pasó nada. El que abrió plaza era sosito, manso y noble. Ponce se pasó media faena intentando mostrarle al público que una banderilla entorpecía la visión del toro. Ente gestos y medios pases, así pasó la faena. El jabonero cuarto era otra vulgaridad por su falta de clase, siempre con la cara alta y con medio viaje. Fue una faena de pases sueltos, entre otras cosas porque Ponce nunca provocó al toro para que repitiera sus arrancadas. Si se esconde la muleta, es muy difícil que un toro de medio pelo repita una y otra vez. Tarde gris de Ponce, una más, porque es verdad que no lidió toros de calidad, pero a estos mismos les ha cortado las orejas en estos más de veinte años.

Ficha:

Plaza de Córdoba, 4ª de Feria. Casi lleno. Seis toros de Juan Pedro Domecq, justos de presentación, nobles y de poca raza. El mejor fue el cuarto, un cinqueño que embistió con clase. Saludaron en banderillas, Curro Javier, cumbre con el capote, y Juan José Trujillo.
Enrique Ponce, de grana y oro, pinchazo hondo (saludos). En el cuarto, media tendida y descabello (saludos).
Morante de la Puebla, de verde y oro, dos pinchazos y media atravesada (silencio). En el quinto, pinchazo hondo y descabello. Aviso (gran ovación).
José María Manzanares, de azul pavo y oro, estocada recibiendo (dos orejas). En el sexto, estocada (dos orejas). Salió por la Puerta Grande

jueves, 26 de mayo de 2011

CARTEL FERIA DE LA SALUD 2011: LOS CALIFAS

CARTEL 2011 LOS CALIFAS

JUAN CARLOS, REY: MIENTRAS EL CUERPO AGUANTE

Ya soy algo mayor, pero siempre apoyaré la Fiesta'


SENTÁNDOSE EN BARRERA EN LAS VENTAS
Después de tres años de ausencia, el Rey Juan Carlos regresó ayer a la Corrida de la Prensa. Desde una barrera, y acompañado por el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Fernando González Urbaneja, el monarca volvió a dejar de manifiesto la incondicional afición a la Tauromaquia de la Familia Real.

"Siempre apoyaré la Fiesta. Ya soy algo mayor, pero estaré al frente del timón mientras el cuerpo aguante", aseguró el monarca tras finalizar el festejo, en un acto en el que recibió una placa de la APM e hizo entrega a Sebastián Castella de la Oreja de Oro como triunfador de la tarde.

Don Juan Carlos recibió el brindis de los tres espadas. Joselito Adame, en el toro de su confirmación, agradeció la presencia del rey de España en su nombre "y en el de todos los mexicanos"; Sebastián Castella le definió su presencia "como un honor y un orgullo por el amor que le tiene al toreo" y Miguel Ángel Perera le agradeció el apoyo a los toros. "Que dure por muchos años". ¡Viva España!", finalizó al brindarle el tercer toro de Alcurrucén.

RESULTADOS ELECCIONES MAYO 2011

domingo, 1 de mayo de 2011

MANZANARES, CUATRO OREJAS E INDULTO EN LA FERIA DE SEVILLA

Quería la gente jarana desde un principio. De esas cosas que se sienten. Que se palpan en el ambiente. Tarde proclive para el toreo. Y al final para el toro. Volvía Cuvillo y Morante y Manzanares. Y Aparicio claro. Lo que fue una maravilla de ambientazo degeneró en un cachondeíto. Un indulto innecesario para un toro de mucha clase y temple. Esta vez si que se puede decir que tal torero indultó un toro. Manzanares indultó un cuvillo. Se empeñó a conciencia. Ya al final donde la acusada querencia del toro siempre marcó desde que pisó el albero. "Arrojado" se llamaba. De 500 kilos justos. Muy bajo de hechuras.
José María Manzanares lo toreó a placer. Muy, muy, despacio. Conseguido el pañuelo naranja de un presidente que ya era la segunda vez que la cagaba en la tarde (la primera fue la devolución precipatada del segundo), Manzanares se olvidó de todo. Hasta de simular la suerte con la mano o con una banderilla. Incluso sacó a dar la vuelta al ruedo a Álvaro Cuvillo antes de recoger los trofeos simbólicos. Que fueron dos orejas para excelsa faena, convertido el toreo en un juego. Bueno de verdad por bravo había sido el primero que Aparicio se dejó ir. "Halcón" se llamaba aquél. El toro perfecto de Sevilla por todo. Ritmo sostenido, bravura, calidad, entrega, fijeza. Lo que se vio en un quite de Morante a la verónica acongojante en respuesta a uno de Aparicio muy apaulado.
Morante pagó los platos rotos del presidente, Joaquín Salguero, que como el otro día se tragó la devolución de un toro de Dolores Aguirre ayer precipitó la de un segundo que no había hecho apenas perder una mano para devolverlo. El feo sobrero embistió de salida descoordinado y luego muy pegajoso. Morante estuvo por encima y con sus momentos de arte y corrección para los defectos del toro, que hacía hilo. El quinto, un zapato, salió con genio, derrotó abajo en un burladero, nunca apoyó bien de los cuartos traseros, se derrumbó con estrépito de alma y para colmo se dio un volatín. Morante abrevió sin pensárselo dos veces o darse la absurda coba que Aparicio se dio con un cuarto que asesinó en varas. ¿Quién le ha puesto bola negra a Morante de la Puebla? La cuadrilla de Manzanares, como el Domingo de Resurrección, fue un lujo. También con el más lavado y estupendo sexto, profundo en su embestir. Manzanares de nuevo a placer paró el tiempo. Otras dos orejas. La consagración.


Plaza de toros de la Maestranza. Sábado, 30 de abril de 2011. Séptima de feria. Lleno de . Toros de Núñez del Cuvillo, incluido el feo y pegajoso sobrero (2 bis), de diferentes hechuras y buenas caras, alguno en el límite; el extraordinario 1º encarnó la perfección en todos los registros; indultado el bajo y terciado 3º por su clase; el 4º no pasó el desproporcionado castigo del caballo; el zapato 5º, dañado y desfondado, se paró a plomo; estupendo el más lavado 6º.
Julio Aparicio, de azul pavo y oro. Puñalada (pitos). En el cuarto, dos pinchazos y estocada desprendida (pitos).
Morante de la Puebla, de verde esperanza y oro. Media estocada habilidosa y tendida y descabello (saludos). En el quinto, pinchazo hondo y dos descabellos (silencio).
José María Manzanares, de azul turquesa y oro. Un aviso antes de conseguir el indulto (no simuló la suerte; dos orejas simbólicas). En el sexto, estocada (dos orejas). Salió por la Puerta del Príncipe.