¿QUE ES EL TOREO?
El toreo es una manifestación de Arte, Cultura, Valor
y Destreza inigualables. Arte, porque,
en su juego con la vida y la muerte, todos sus movimientos y acciones, han de
constituir una plasticidad y belleza iniguable. Cultura, porque a través de
muchas generaciones, se ha ido consumando la técnica para realizar el toreo con
el arte y la perfección de hoy día. La adquisición de estas experiencias, ha
costado la vida de cientos de hombres.
Valor, porque dia tras día pone en peligro su integridad
física. Gracias al avance de la casi milagrosa medicina y cirugía, las
tragedias totales son pocas, en épocas anteriores, cualquier herida era
causante de un fatal desenlace. Pero, cada vez que el pitón de un toro pasa rozando
la cintura del torero, no cabe duda, de que pasa un peligro mortal. Destreza, porque como consecuencia de la
cultura adquirida, ya mencionada, el torero ha adquirido una técnica depurada
que le permite eludir y dominar las peligrosas embestidas del toro.
EL TORERO
Difícil analizar este personaje, ya que es imposible
adentrarse en los pensamientos que mueven a una persona a arriesgar su vida
continuamente. En un principio existe la teoría del lucro económico, por el
dicho tan taurino de “Más cornadas da el hambre”. Teoría esta desmontada por
tantos y tantos de familias acomodadas o
hijos de toreros que consiguieron verdaderas fortunas, de la cuales disfrutan y
además son herederos. O el caso del aristócrata cordobés, D. Rafael Pérez de Guzmán
el Bueno, conde de Villamanrrique. O también D. Luís Mazantini, gobernador de
Guadalajara y Ávila y consejero en la
Corte de Amadeo de Saboya.
El torero, tiene todas las connotaciones de Héroe
aclamado por las multitudes, admirado por “propios y extraños”, y respetado
profundamente, por los que intentaron ser toreros, que son los que valoran
profundamente el mérito de estos hombres.
Se nos antoja un ser grande y privilegiado capaz de hacer lo que para
los demás nos es imposible. Los toreros suelen ser personas con un índice
elevado de bondad, todos ellos han arriesgado sus vidas, actuando gratuitamente
en eventos a beneficio de damnificados u obras sociales, o han cedido
importantes donativos con fines benéficos.
CÓRDOBA, TRADICIÓN Y GLORIA DE LA TAUROMAQUIA.
Córdoba, ciudad del máximo esplendor durante la
dominación Romana y la primera y más culta ciudad del mundo durante la
dominación árabe, ha dado a la humanidad, infinidad de eminencias en médicos,
pensadores, filósofos, pintores, y en todas las manifestaciones artísticas; sin
embargo el nombre de Córdoba es conocido en todo el mundo, por sus toreros.
Esta provincia es fuente inagotable de toreros. Y no
solo de matadores de toros, si no de todas las categorías de la tauromaquia,
Banderilleros, Picadores, Rejoneadores etc.
Seria muy laborioso enumerar los más destacados e
imposible anotar todos. Por eso, nos vamos a supeditar a los nombrados Califas
del Toreo.
Aunque con anterioridad muchos cordobeses practicaron la
actividad del toreo, el primero que se hace matador de toros desde que se
establece esta jerarquía, es Francisco González Díaz, apodado “Panchón”, nacido
el 4 de octubre de 1.784. Su alternativa fue el 22 de mayo de 1.815 y su
confirmación en Madrid, el 29 de mayo de 1.820.
Después de una brillante carrera, muere en septiembre en 1.842, en Hinojosa del Duque a consecuencia de la
herida en el vientre que le infiere el toro “Braga” del Marqués de Guadalcazar.
Han sido muchísimos los toreros de la provincia de
Córdoba triunfadores y destacadas figuras de sus respecticvas épocas, por lo
que omitiremos esta larguisima relación y nos centramos en los que marcaron las
diferentes épocas del toreo que son los nombrados “Califas”.
Califa, es una palabra árabe con la que se define al
máximo mandatario, es decir, a la más alta jerarquía.
Por esta razón, el cronista Mariano de Cavia, aplicó
este calificativo a Rafael Molina Sánchez “Lagartijo. Quedando así establecida
la categoría de Califa que han ostentado hasta hoy cinco toreros de Córdoba, en
cinco épocas diferentes.
PRIMER CALIFA.
Como ya hemos mencionado, el primero fue Rafael Molina Sánchez “Lagartijo”, que a la
postre hubo de ampliarse este apodo a “Lagartijo el Grande”ya que aparecieron
otros con el mismo apodo pero ninguno alcanzo la gloria de éste.
Nació en la calle los Molinos nº 10, junto al Matadero
de Córdoba el 27 de noviembre de 1.841,
Hijo y nieto de banderilleros por parte paterna y de la familia de los
“Poleo” por parte materna. Debuta de
becerrista en Córdoba a los 10 años de edad. Toma la alternativa en Ubeda de
manos del “Gordito”, el 8 de septiembre de 1.865. En octubre del mismo año, confirma la
alternativa en Madrid, de manos de Cayetano Sanz
Su dilatada carrera, 28 años en la profesión, contaba
las actuaciones por triunfos, llegando a lo más alto en la tauromaquia de su
tiempo. Toreo 1.632 corridas de toros, de la cuales, 404 fueron en Madrid, y
mató, 4.687 toros.
Su figura esbelta y vivaz, dio lugar a su apodo. El
fue el primero en imprimir a la lidia arte y belleza con sus elegantes maneras
de manifestarse y su gran personalidad.
II CALIFA
Rafael Guerra Bejarano, fue el segundo en alcanzar tan
preciada distinción. Nació el 6 de marzo
de .1862, su primer apodo fue “Llaverito”, ya que era hijo del conserge y
llavero del Matadero. Se inicia en la cuadrilla de Niños Cordobeses. Mata su primer novillo el 18 de octubre de 1.878, a partir de este
día, se suceden los triunfos, llegando el 29 de septiembre a tomar la
alternativa en Madrid de manos de “Lagartijo”.
Rafael fue un torero valentísimo y dominador, por los conocimientos que poseía
sobre las reacciones y comportamiento de las reses bravas. Logró la cima del
toreo sin nadie que lograra competirle.
Su carácter senequista, como buen cordobés, hacia que cada frase suya
fuera una sentencia inapelable. Hombre rudo y campero, nada dado a falsas
adulaciones o hipócritas simpatías, no dudo en enfrentarse a los públicos y críticos,
cuando no daban el mérito merecido a su labor. Tanto fue así, que en su última
actuación en Madrid, dijo de no torear más allí. Al siguiente año, por varios
conductos, intenteron convencerle para
que toreara otra vez en la Villa
del Oso y el Madroño, la respuesta del “Guerra”, fue firme y contundente: “En Madrid, que toree San Isidro”. Esta
frase ha quedado escrita en los anales de la historia y revela y demuestra toda
la personalidad y el poderío de este cordobés.
III CALIFA,
Rafael González Madrid. Nace el 2 de enero de 1.880.
de niño trabajo en el matadero, de donde adquiere la tremenda afición que
mantuvo toda su vida. A los 16 años mata
su primer novillo. Se presenta en Madrid
el 8 de septiembre de 1.898 y en la misma plaza toma la alternativa de manos de
Emilio Torres “Bombita”, el 16 de septiembre de 1.900, al cederle el toro
“Costillares” de Veragua.
“Machaquito”, era un torero de denodado valor y
pundonor. Impactaba rápida y
profundamente en los públicos, pues les producía una tremenda emoción al ver
aquel cuerpo tan pequeño, (solo media 1·52 ) enfrentarse con manifiesta
temeridad a toros que algunas veces superaban
su altura. Pese a esta poca
estatura, su principal virtud fue la espada, pues ha dejado la impronta de ser
en mejor estoqueador de todos los tiempos, hecho este, inmortalizado por el
escultor Mariano Benlliure en su obra “La estocada de la tarde”, que reproduce
la estocada al toro “Barbero” de Miura, donde esta doblando el animal con un
girón de la chaquetilla de “Machaquito” prendida en el pitón derecho, arrancada
al ejecutar la suerte.
Fue Rafael un torero muy castigado por los toros, pero
su valentía no sufrió detrimento en ningún momento, pese a los 17 percances
sufridos y que algunos hicieron temer por su vida.
En el plano personal, fue hombre cabal, jovial y dado
a la verdadera amistad. Gran compañero, pues ayudo y acompañó a “Bombita” en la
fundación de un Montepío para los toreros, que hasta entonces estaban
desamparados.
IV CALIFA
Manuel Laureano Rodríguez Sánchez “Manolete”. Nace el
4 de julio de 1.917, hijo del matador de toros del mismo nombre y apodo,
emparentado por la parte paterna con familias toreras de Córdoba. A los 12 años hace su primera actuación con la Escuela Taurina de
Montilla y su debut de novillero en Cabra el 16 de abril de 1.933.-EL 2 de
julio de 1.939,toma la alternativa en Sevilla, de manos de Rafael Vega de los
Reyes “Gitanillo de Triana”, con el toro de Clemente Tassara, llamado
“Comunista”, que por necesidad de la época se le suplanto el nombre por el de
“Mirador”. – Confirma la alternativa en Madrid el 12 de octubre de 1.939.
El éxito de “Manolete” es arrollador. Resulta
triunfador en todas las temporadas. Su toreo, de una quietud pasmosa, de una cercanía
inaudita, de un arte exquisito y de una personalidad torera arrolladora, hace
que “Manolete” sea la máxima figura de su tiempo y posea el máximo poder de
convocatoria de los públicos. Esto hace,
que por aquel tiempo corriera un dicho que algunos aficionados contestaran con
cierta petulancia, a la pregunta de ¿ Quien torea hoy?, decían:”Manolete, y dos más”.
El IV Califa, fue el precursor del toreo actual al
lograr hilvanar faenas en un palmo de terreno, ligando series de numerosos
muletazos, con una verticalidad y una quietud temeraria, que hasta ese momento
había sido impensable la ejecución de ese toreo.
Tanto riesgo, tanto pundonor y amor propio, le costó
la vida un 28 de agosto de 1947, en la
Plaza de Linares. El toro “Islero” de Miura, segó la vida de
este cordobés que paseo lleno de gloria el nombre de su tierra por todo el
Mundo.
Si en España fue el indiscutible numero uno de su
tiempo, en Méjico, su figura es idolatrada, decir allí, “Manolete” es decir,
poco menos, que el Dios del Toreo.
En el plano personal, al igual que en el ruedo, su
personalidad era impactante y arrolladora. Su carácter taciturno, no correspondía
con su condición de persona amable, bondadosa y sobre todos familiar, pues sentía
verdadera veneración por de madre.
V CALIFA
Manuel Benítez Pérez, nació, en Palma del Río, el 4 de
mayo de 1.936. Empezó sus andaduras taurinas con el apodo de “El Renco” sin
suerte y sin oportunidades y con estrechuras económicas, marcha a Madrid donde
Rafael Sánchez “El Pipo”, descubre sus tremendas virtudes.
Su toreo heterodoxo, de una tremenda quietud, con un
desprecio total del peligro y con un juego de muñeca prodigioso que domina los
toros de una manera inusual, hace que en pocas novillada de el toque de
atención de lo que iba a ser el futuro, Califa del Toreo.
Toma la alternativa en Córdoba el 25 de mayo de 1.963,
de manos de Antonio Bienvenida al cederle el toro “Palancar” de Samuel Flores,
de testigo actuó, José Mª. Montilla. La
confirmación se realiza el 20 de mayo de 1.964 actuando con “Pedrés” y su
paisano Manuel García “Palmeño”.
Algunos críticos y aficionados puritanos, no comulgan
con su toreo. Pero hay queda la labor de este hombre, pues, pese a la
existencia de buenos toreros, la tauromaquia atraviesa un momento laxo y
aletargado, y es Manuel Benítez, el que despierta y levanta la Fiesta. Abarrota las plazas
donde es anunciado, pone en valor a sus compañeros y trae en jaque a los
empresarios que ven aumentar sus arcas.
Cuando el anuncia su retirada, el mundo taurino sufre
una convulsión tremenda. Empresarios, Matadores, subalternos etc… asedian día a
día al torero para intentar convencerle de su continuación en la profesión. El
a todos contesta la frase que se hecho popular:”Lo consultaré con la almohada”.
Afortunadamente el consejo de
la almohada, fue favorable y Manuel nos regaló unos años más de su presencia en
la Fiesta.
En su carácter personal, es un hombre accesible,
jovial, alegre y muy dado a la amistad.
Su sencillez personal no concuerda, con la grandeza de su persona y las
glorias y fama que ha aportado al prestigio taurino de la provincia de Córdoba.
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