VÍCTOR PUERTO, SUBLIME |
El volteretón de Julio Benítez se convirtió en una paliza en el suelo de órdago. De las que te sacan el aire, como manos de Ali entrando por las costillas. Le salvó que las puntas estaban como guantes de boxeo. El toro de Trinidad tuvo toda la aspereza que sus bastas hechuras delataban. El Cordobés confirmó con determinación y afán de superación más que con fortuna. Lo cazó feamente con la espada.
Tal y como estaba hecho el segundo -zancudo, alto, montado, un horror- no podía embestir de otra forma más que siendo un cabrón. Víctor Puerto estuvo valiente, insistente y queriendo justificarse a toda costa, por el pugatorio del derecho y el infierno del izquierdo. Se pasó no poco de hora. Vaya por el tesón y la honradez.
El duro piso de plaza de Iñaquito de cargó el enésimo toro de la Feria: el tercero se partió una mano. El sobrero, también de Trinidad, andaba como desriñonado, escurrido de culata. Pero tenía bondad, mejor lámina y cuello. Albán tardó en centrarse y salvo en una serie diestra nunca terminó de hacerlo. El final al alza por bernadinas y una voltereta pusieron una emoción que se convirtieron en una oreja.
Después de un descanso eterno, Víctor Puerto despertó la plaza a la verónica. Bien de verdad. Y se superó todavía en un quite con dos medias enroscadas. Puerto volvió por el camino de su mejor versión del 96. El pase cambiado bienvenidista pero desplegando la tela dio paso a un recital clásico de toreo despacioso y enganchado por delante. El clasicismo de cargar la suerte y ofrecer el pecho. Importante el toro a derechas. Aunque a izquierdas se torció rajadito. Pasa en las mejores familias. Hubo detalles caros. Media estocada pasada le entregó la oreja de peso, aquí y en Sebastopol. Como ya en Madrid dejó constancia, se puede volver a contar con Víctor Puerto, que no estaba muerto, pero que se vista mejor.
Albán dispuso de un quinto lavadito y muy simplón de embestida. Oreja y faena al por mayor. Como las vueltas al ruedo.
Los pitones del inválido sexto estaban en las antípodas del primero; Benítez lo mató dubitativo y a la última.
Víctor Puerto, de coral y azabache. Pinchazo y media estocada (saludos). En el cuarto, media pasada. Aviso (oreja y petición).
Guillermo Albán, de azul marino y oro. Pinchazo y estocada (oreja). En el quinto, estocada (oreja, petición y dos vueltas).
Julio Benítez El Cordobés, de verde botella y oro. Bajonazo y descabello (saludos). En el sexto, metisaca, varios pinchazos y media y descabello (silencio).
Tal y como estaba hecho el segundo -zancudo, alto, montado, un horror- no podía embestir de otra forma más que siendo un cabrón. Víctor Puerto estuvo valiente, insistente y queriendo justificarse a toda costa, por el pugatorio del derecho y el infierno del izquierdo. Se pasó no poco de hora. Vaya por el tesón y la honradez.
El duro piso de plaza de Iñaquito de cargó el enésimo toro de la Feria: el tercero se partió una mano. El sobrero, también de Trinidad, andaba como desriñonado, escurrido de culata. Pero tenía bondad, mejor lámina y cuello. Albán tardó en centrarse y salvo en una serie diestra nunca terminó de hacerlo. El final al alza por bernadinas y una voltereta pusieron una emoción que se convirtieron en una oreja.
Después de un descanso eterno, Víctor Puerto despertó la plaza a la verónica. Bien de verdad. Y se superó todavía en un quite con dos medias enroscadas. Puerto volvió por el camino de su mejor versión del 96. El pase cambiado bienvenidista pero desplegando la tela dio paso a un recital clásico de toreo despacioso y enganchado por delante. El clasicismo de cargar la suerte y ofrecer el pecho. Importante el toro a derechas. Aunque a izquierdas se torció rajadito. Pasa en las mejores familias. Hubo detalles caros. Media estocada pasada le entregó la oreja de peso, aquí y en Sebastopol. Como ya en Madrid dejó constancia, se puede volver a contar con Víctor Puerto, que no estaba muerto, pero que se vista mejor.
Albán dispuso de un quinto lavadito y muy simplón de embestida. Oreja y faena al por mayor. Como las vueltas al ruedo.
Los pitones del inválido sexto estaban en las antípodas del primero; Benítez lo mató dubitativo y a la última.
Ficha:
Plaza de toros de Iñaquito. Lunes, 6 de diciembre de 2010. Última de feria. Tres cuartos de entrada. Toros de Trinidad, desiguales; fuera de tipo, feos y malos 1 y 2; destacaron el 3 bis por el derecho y el importante 4 por el mismo lado.Víctor Puerto, de coral y azabache. Pinchazo y media estocada (saludos). En el cuarto, media pasada. Aviso (oreja y petición).
Guillermo Albán, de azul marino y oro. Pinchazo y estocada (oreja). En el quinto, estocada (oreja, petición y dos vueltas).
Julio Benítez El Cordobés, de verde botella y oro. Bajonazo y descabello (saludos). En el sexto, metisaca, varios pinchazos y media y descabello (silencio).
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