CÉSAR RINCÓN, EJEMPLO DE PUNDONOR |
Observa los toros desde la barrera. Cesar Rincón, el torero más famoso que ha parido Colombia y que fue en su día el 'Torero de Madrid', ha dejado los toros para recorrer este país para dar conferencias sobre superación de personal.
Más delgado, sin estrés y con traje y corbata, el colombiano acude al Centro de Convenciones José Eustasio Rivera de Neiva, en la localidad de Huila, al sur de Colombia. Es el invitado estrella y por eso, cuando toma el micrófono nadie el detiene cuando empieza a narrar lo que en su comienzo califica como "una triste historia".
"Cuento mi vida desde que era niño hasta que culminé mis 25 años de vida profesional con los toros. Lo que me gusta es poder trasmitir sensaciones que a muchas personas les pueden aportar una motivación. Uno se motiva pero es bueno que otras personas ayuden", dice a ELMUNDO.es el torero.
"En mi historia de vida hay muchos valores que otra gente puede ir cogiendo para la suya, pero la clave es mi comienzo y el final de mi etapa como torero". Y se refiere al talento, amor, perseverancia, competencia, talento, seguridad, temple, equilibrio, distancia, entre otros, según su conferencia.
Rincón vive en Extremadura pero confiesa que ama a Colombia, su tierra, que visita reiteradamente. Agrega que tiene el corazón partido por los dos países donde sostiene importantes haciendas ganaderas que le permiten vivir cómodamente después de dos años de estar alejado de los escenarios taurinos.
Cesar Rincón jamás le temió a los toros, cuenta tras dejar atrás su carrera. Para él son amigos, animales con los que comparte su propio lenguaje, dice. "El toro de lidia es un amigo más que un enemigo, es decir, voy a estar a su lado. Si él triunfa yo triunfo, esto es una cosa de común acuerdo, tenemos que tener un diálogo desde que entro hasta que el animal llega a su momento».
Y asegura que él también ha sido víctima de cornadas fuertes y de una hepatitis C que casi acaba con su hígado y que lo mantuvo alejado tres años de los ruedos. "Mi salud se la debo a los médicos, ellos afortunadamente le salvan a uno la vida, además de la gran cantidad de gente que me donó sangre. Puede salir de varias crisis en hospitales donde quería hablar y no podía porque la máscara de oxígeno me lo impedía y las enfermeras gritaban 'se nos va, se nos fue'".
Rincón se despide del auditorio recordando que fue vendedor de chatarra en un barrio ubicado en el sur de Bogotá, que su madre murió porque encendía velas para que los toros no le cogieran y que una noche murió quemada víctima de su propio invento. También, que su riqueza material y espiritual se la debe a su paciencia.
"¿Se le apareció la virgen?, me preguntaban cuando empecé a salir por la puerta grande de las plazas de toros en Madrid y yo solo respondía que sí, pero que a esa virgen la había buscado durante años y por fin la había encontrado, es decir, que no fue gratis, fue fruto de mi esfuerzo", cuenta al concluir que su triunfo tiene una sola razón: perseverancia.
Más delgado, sin estrés y con traje y corbata, el colombiano acude al Centro de Convenciones José Eustasio Rivera de Neiva, en la localidad de Huila, al sur de Colombia. Es el invitado estrella y por eso, cuando toma el micrófono nadie el detiene cuando empieza a narrar lo que en su comienzo califica como "una triste historia".
"Cuento mi vida desde que era niño hasta que culminé mis 25 años de vida profesional con los toros. Lo que me gusta es poder trasmitir sensaciones que a muchas personas les pueden aportar una motivación. Uno se motiva pero es bueno que otras personas ayuden", dice a ELMUNDO.es el torero.
Rechaza ser un gurú
"Llevo un par de años dando charlas de motivación. Estoy contento porque tengo muchas invitaciones de empresas privadas y públicas. No es solamente en Colombia sino en España y Francia", confiesa Rincón al aclarar que no es ningún gurú, psicólogo o experto en personalidad para contarle al mundo cuáles son las claves para el éxito o la superación."En mi historia de vida hay muchos valores que otra gente puede ir cogiendo para la suya, pero la clave es mi comienzo y el final de mi etapa como torero". Y se refiere al talento, amor, perseverancia, competencia, talento, seguridad, temple, equilibrio, distancia, entre otros, según su conferencia.
Rincón vive en Extremadura pero confiesa que ama a Colombia, su tierra, que visita reiteradamente. Agrega que tiene el corazón partido por los dos países donde sostiene importantes haciendas ganaderas que le permiten vivir cómodamente después de dos años de estar alejado de los escenarios taurinos.
'Me siguen apasionando los toros'
En realidad, no ha vuelto a desafiar su vida con un mamífero enfurecido en público. No obstante, comparte su vida con los toros de lidia (los más bravos), que son su orgullo porque les hizo frente durante 25 años en América y Europa. "Me siguen apasionando los toros, los veo desde la barrera, la tauromaquia la llevo en la sangre, voy a las plazas, miro, critico, opino, tengo dos ganaderías y mi gran ilusión es dejar ese legado a mi gente", explica.Cesar Rincón jamás le temió a los toros, cuenta tras dejar atrás su carrera. Para él son amigos, animales con los que comparte su propio lenguaje, dice. "El toro de lidia es un amigo más que un enemigo, es decir, voy a estar a su lado. Si él triunfa yo triunfo, esto es una cosa de común acuerdo, tenemos que tener un diálogo desde que entro hasta que el animal llega a su momento».
Sobre José Tomás
De lo que si no escapa detalles es de José Tomas, víctima de una gravísima cornada en la Feria de San Marcos en México. El colombiano sonríe, piensa y dice que recuerda mucho al español. "No lo veo hace un par de meses por el percance grave que tuvo y además está retirado de los ruedos, pero desde luego me acuerdo mucho. La última vez que le vi estaba bastante bien de su accidente, con grandes deseos de volver nuevamente a los toros. José Tomas ya superó su percance", informa.Y asegura que él también ha sido víctima de cornadas fuertes y de una hepatitis C que casi acaba con su hígado y que lo mantuvo alejado tres años de los ruedos. "Mi salud se la debo a los médicos, ellos afortunadamente le salvan a uno la vida, además de la gran cantidad de gente que me donó sangre. Puede salir de varias crisis en hospitales donde quería hablar y no podía porque la máscara de oxígeno me lo impedía y las enfermeras gritaban 'se nos va, se nos fue'".
Rincón se despide del auditorio recordando que fue vendedor de chatarra en un barrio ubicado en el sur de Bogotá, que su madre murió porque encendía velas para que los toros no le cogieran y que una noche murió quemada víctima de su propio invento. También, que su riqueza material y espiritual se la debe a su paciencia.
"¿Se le apareció la virgen?, me preguntaban cuando empecé a salir por la puerta grande de las plazas de toros en Madrid y yo solo respondía que sí, pero que a esa virgen la había buscado durante años y por fin la había encontrado, es decir, que no fue gratis, fue fruto de mi esfuerzo", cuenta al concluir que su triunfo tiene una sola razón: perseverancia.
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