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jueves, 29 de abril de 2010

LOS MEXICANOS SE SIENTEN MOLESTOS POR LAS CRÍTICAS A SU PLAZA DE TOOROS


Inmersos en el tumulto y el nerviosismo tras la grave cogida a José Tomás en Aguascalientes, su amigo, el matador mexicano Fernando Ochoa, así como otros miembros del círculo más próximo al diestro, denunciaron que la enfermería de la Monumental hidrocálida —remodelada en 2002— no contaba con los medios necesarios para atender una urgencia de esa envergadura, y atribuían la salvación a la buena mano de los profesionales médicos y a la aparición del ángel de la guarda. Ochoa, que acompañó al torero durante las primeras curas en la enfermería, detalló que «faltaron pinzas» para detener la profusa hemorragia y también oxígeno, además de que las instalaciones «no estaban preparadas» para atender una cornada «como ésa».
Galenos y autoridades sanitarias del Estado se apresuraron a desmentir ese supuesto. Miembros del equipo médico aseguraron que las instalaciones cuentan «con todo lo necesario». El cirujano que logró estabilizar a Tomás, Alfredo Ruiz Romero, declaraba a una radio local que «ha habido comentarios, incluso en España, en relación a que la enfermería no cuenta ni siquiera con las cosas necesarias para dar una anestesia. No es eso. La premura del caso así lo obligó. Tuvimos que abordar la herida y hemos recibido críticas, y he dicho: “Hay que estar allí”. No es tan fácil decir “lo operaron despierto”, no. Fue una decisión que se tomó y que la gente, incluyendo el médico personal que acompaña a José Tomás, dijo: “Si no se hace esta maniobra, seguramente que otra cosa hubiera sucedido”».
Para el cirujano, «dar una anestesia implica tener venas listas, varios medicamentos para sedarlo y después ponerle un tubo en su tráquea y administrarle el oxígeno y los anestésicos», algo para lo cual no había tiempo con el matador, muy malherido. «Es cierto que no hay un banco de sangre, porque eso es muy complicado, pero se dispone de todo el instrumental y de los medicamentos necesarios», explicaron los galenos de la plaza.
ambién el médico personal de José Tomás, Rogelio Pérez Cano, afirma que «a José Tomás no le ha faltado de nada en ningún momento, ni en atención sanitaria ni por infraestructura». «Tengo que decir que la atención ha sido estupenda —subraya—. Todo lo que ha necesitado lo ha tenido. Si no se hubiesen hecho bien las cosas en una situación extremadamente grave, no estaríamos hablando ahora». Incluso ayer en la rueda de prensa para informar del estado de José Tomás se respiró la tensión entre los periodistas por algunos comentarios que llegaron de España que decían que la enfermería no estaba en condiciones. Los médicos, los máximos conocedores de la Sanidad en Aguascalientes, se encargaron de paliar los ánimos. Y fue el médico personal del torero, el español Rogelio Pérez Cano, quien se encargó de poner las cosas en su sitio: «A José Tomás no le ha faltado nada».
Incluso el torero mexicano Armillita, que fue al hospital a interesarse por la salud de José Tomás, dijo: «Él está vivo, mientras que en España se les murió Paquirri».
El director de Regulación Sanitaria del Instituto de Salud del Estado (ISEA), Héctor Razo Gutiérrez, destacó que la unidad de servicios médicos de la plaza está considerada como única en México y entre las mejores en América por la calidad de su infraestructura. Razo explicó que antes de comenzar la Feria de San Marcos se revisó que contase con las instalaciones necesarias y con las debidas condiciones de salubridad. Así, detalló, la Monumental de Aguascalientes está catalogada como el único coso en el país con quirófano para la intervención inmediata de cirugías.
Respecto a la actuación tras la cogida a José Tomás, Razo aseguró que especialistas médicos hicieron un peritaje sobre los protocolos, cuyo resultado indicó que la capacidad del personal sanitario y la suficiencia en las instalaciones y el equipamiento hicieron posible que la gravedad de la cornada presente ahora tan rápida y casi «milagrosa» recuperación: «Siempre estuvo al alcance de los profesionales de la medicina el suficiente material quirúrgico, como fueron pinzas, gasas y el oxígeno», indicó Razo. En la enfermería se cuenta con una reserva de sangre humana disponible, que en el caso de José Tomás eran cuatro unidades de plasma

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